martes, 29 de enero de 2013

EJEMPLO DE GANDHI ♥♥♥

Por: P. Angel Peña O.A.R.
 


Mahatma Gandhi, el gran líder de la independencia de la India y organizador de la resistencia civil contra la dominación inglesa, fue un hombre creyente, que confiaba plenamente en Dios. Decía: Para mí es una tortura permanente hallarme todavía tan lejos de Dios. Él, como muy bien sé, gobierna cada soplo de mi vida y de cuyo linaje soy13 .

En sus escritos, nunca se encontrará una palabra de venganza contra sus enemigos. Y para conse-guir sus metas, nunca acudió al odio o a la violencia. Siempre hablaba de tolerancia, perdón y de no violencia activa o de violencia pasiva. Decía: Sería inconcebible encontrar en mis escritos una sola palabra de odio. ¿No es el amor lo que hace vivir al mundo? No hay vida donde no está presente el amor. La vida sin amor conduce a la muerte. De ahí que su amor por los más pobres, lo mismo en Sudáfrica que en la India, le llevó a defender sus derechos como abogado, defendiendo siempre la igualdad de todos los seres humanos y buscando la unidad sin diferencia de raza o religión. Las últimas palabras de su Autobiografía son:

Le ruego al lector que se una a mí en una oración al Dios de la Verdad para que me permita alcanzar la no violencia en la mente, en la palabra y en la acción14 .

Sin embargo, para llegar al autodominio que consiguió hasta el punto de hacer voto perpetuo de castidad, y defender siempre la verdad, la honradez y la justicia, tuvo que pasar por muchos sufrimientos personales y por muchas etapas de dudas, sobre todo, en su adolescencia y juventud. Él nos dice que sus padres lo casaron a los 13 años y pronto quedó presa de la lujuria. En algunas ocasiones, hasta robó para poder conseguir lo que quería y no faltaron algunas mentiras, sobre todo, por efecto de las malas compañías. Pero veamos lo que él mismo nos dice al respecto y cómo pudo superar las pasiones y los vicios con su fuerza de voluntad y con la ayuda de Dios.

Un día, mi amigo me llevó a un burdel. Me introdujo, dándome las necesarias instrucciones. Todo estaba arreglado. Ya habíamos pagado el precio. Entré en las fauces del pecado, pero Dios, en su infinita misericordia, me protegió, pese a mí. Prácticamente, me quedé ciego y sordo ante el espectáculo del vicio. Me senté cerca de la mujer en la cama, pero tenía un nudo en la lengua que me impedía decir palabra. Ella, lógicamente, perdió la paciencia y me señaló la puerta, entre sarcasmos e insultos. Sentí entonces como si mi hombría hubiera sido insultada y deseé, de pura vergüenza, que la tierra me tragase. Desde entonces, no he dejado de darle gracias a Dios por haberme salvado... Pero ni siquiera eso fue suficiente para abrirme los ojos y hacerme com-prender lo peligroso de la compañía de mi amigo. Quedaban muchas amargas heces reservadas para mí, hasta que mis ojos descubrieron la verdad, al contemplar algunos de sus vicios, por completo insospechados para mí... Yo era un esposo amante y celoso, y mi amigo encendía la llama de las sospechas con respecto a mi mujer. Nunca pude dudar de su veracidad. Pero jamás podré perdonarme la mucha violencia de que he sido culpable al darle disgustos a mi mujer, actuando bajo la influencia de mi mala compañía... El cáncer de la desconfianza fue únicamente desarraigado, cuando comprendí lo que era la castidad y sus consecuencias... Siempre que me acuerdo de esos días sombríos, llenos de dudas y recelos, maldigo una y mil veces mi estupidez y mi crueldad sensual, así como también deploro profundamente la ceguera que mantuvo mi amistad con aquel muchacho15 .

Por otra parte, un pariente y yo nos acostum-bramos a fumar. No es que pensáramos que el cigarrillo era saludable ni que estuviéramos enamorados del sabor o del olor del humo del tabaco. Sencillamente, imaginábamos que se obtenía un gran placer emitiendo nubes de humo por nuestras bocas. Mi tío estaba enviciado y, cuando lo vimos fumar, pensamos que debíamos imitar su ejemplo. Comenzamos a recoger las colillas que mi tío arrojaba por todas partes. Pero no siempre conseguíamos todas las que queríamos y, además, una colilla da poco humo. Por consiguiente, comenzamos a robar algunos cobres del monedero de la servidumbre para comprar cigarrillos indos. El problema mayor consistía en ocultarlos. Por supuesto, no podíamos fumar en presencia de nuestros mayores. Pero, de cualquier forma, nos las arreglamos durante unas cuantas semanas merced a las monedas robadas... Era insoportable que no pudiéramos hacer nada sin el permiso de los mayores. Al fin, en el colmo de nuestro disgusto, ¡decidimos suicidarnos! Oímos decir que las semillas del “dhatura” eran un veneno muy eficaz... Ingerimos dos o tres de las semillas fatales. No nos atrevimos a más. Los dos nos resistimos ante la idea de la muerte... Pero la idea de suicidarnos produjo en mi pariente y en mí la decisión de dejar el vicio de fumar colillas y de robar monedas de cobre para comprar tabaco. Desde entonces, jamás he sentido la tentación de fumar y siempre he considerado ese vicio como algo bárbaro, sucio y nocivo. Jamás he logrado comprender cómo es posible que impere ese furor por fumar, que domina el mundo entero.

Pero mucho más serio fue el robo que cometí algún tiempo después. Tenía quince años y robé un pedacito de oro del brazalete de mi hermano. Aquélla complicidad resultó demasiado fuerte para mí y resolví no volver a robar nunca más. Y también tomé la decisión de contarle la verdad a mi padre. Tenía miedo del dolor que iba a causarle. No obstante, pensé que era necesario correr el riesgo y que no podía haber una purificación suficiente sin la confesión de mis culpas. Decidí escribir la confesión para entregársela a mi padre e implorar su perdón. La redacté en una hoja de papel y se la entregué yo personalmente. En dicha nota, no sólo confesaba mi culpa, sino que solicitaba un adecuado castigo, y concluía rogándole que no se castigara a sí mismo por culpa de mis pecados.

Temblaba de pies a cabeza, cuando hice entrega a mi padre de la confesión. Él estaba enfermo y se hallaba en cama. Le entregué la nota y me senté en su humilde lecho. Comenzó a leerla y, gruesas lágrimas cayeron de sus ojos como si meditase, y luego rasgó el papel. Yo también lloraba, pues podía advertir fácilmente la agonía que estaba padeciendo mi padre... Aquellas perlas de amor que rodaron por las mejillas de mi padre purificaron mi corazón y lo dejaron libre de pecado. Solamente el que ha experimentado tal amor puede saber lo que es… Ciertamente, una confesión pura, acompañada por la promesa de no volver a pecar jamás, y que se hace a quien debe recibirla, es el tipo más puro de arrepentimiento. Yo sé que mi confesión hizo que mi padre se sintiera absolutamente seguro de mi conducta futura y que su cariño por mí aumentara lo indecible
16 .


Su sentido de la caridad y su amor al prójimo fueron extraordinarios. Cuenta en su Autobiografía que un día llamó a su puerta un leproso. Y dice:

Yo no tuve valor para darle una comida y despedirlo. Por consiguiente, lo albergué en mi casa, curé sus heridas y lo atendí lo mejor que pude. Pero no podía seguir así indefinidamente. Me faltaba la voluntad necesaria para tenerlo siempre a mi lado. Por tanto, lo envié al hospital del gobierno para los trabajadores indos. Pero me sentía angustiado. Deseaba cumplir algún trabajo humanitario de carácter permanente… Por eso, comencé a trabajar en el hospital dos horas cada mañana incluido el tiempo de ir y venir. El trabajo consistía en escuchar las quejas de los pacientes, exponer los hechos al médico y preparar las medicinas. Este trabajo me proporcionó cierta paz espiritual17 .

Pero quizás algo insólito y que a los hombres de hoy los puede dejar sorprendidos es que, después de muchas luchas y de mucho pensarlo, hizo su voto de castidad perpetua de acuerdo con su esposa. Dice: Me costó mucho tiempo librarme de la lujuria y hube de pasar por muchas duras pruebas antes de lograr superarla18 . Después de amplias discusiones y de muchas deliberaciones, hice mi voto en 1906. Hasta entonces, yo no había participado a mi esposa lo que pensaba y solamente le consulté en el momento de hacer la promesa. Ella no se opuso. Pero tuve grandes dificultades para adoptar la decisión definitiva. Carecía de las fuerzas necesarias. ¿Como iba a controlar mis pasiones? La eliminación de las relaciones carnales con la propia esposa parecía entonces algo muy extraño. Pero me lancé hacia adelante con fe en la ayuda de Dios. Cuando echo una mirada retrospectiva a los veinte años transcurridos desde que hice el voto, me siento invadido por el asombro y la satisfacción. La libertad y el júbilo que sentí después de formular el voto, jamás los había experimentado antes de 1906. Antes de hacer el voto, siempre me sentía al borde de verme tentado en cualquier momento. Luego, el voto en sí era un escudo seguro contra la tentación. La enorme fuerza de la castidad se me hacía patente cada día… Pero, si era motivo creciente de júbilo, nadie piense que me resultaba cosa fácil. Incluso, después de cumplir los cincuenta y seis años, seguía siendo difícil. Continuamente me doy cuenta que es algo así como caminar por el filo de una espada y advierto a cada instante la necesidad de mantener una vigilancia permanente… Después de regresar a la India, fue cuando comprendí que la castidad era imposible de lograr mediante el mero esfuerzo humano. Hasta entonces, yo me había esforzado con el convencimiento de que por sí sola, la dieta de fru-tas me permitiría desarraigar todas mis pasiones y me recreaba pensando que no tenía nada más que hacer. Por eso, permítaseme aclarar a aquellos que desean observar la castidad con el propósito de realizarse en Dios, que no tienen que desesperar, con tal que su fe en Dios se iguale a su confianza en el propio esfuerzo19 .

Por otra parte, su desprendimiento de las cosas materiales fue proverbial, nunca trabajó por el simple afán de ganar dinero y menos le gustaba que le hicieran regalos. Por eso, cuando después de haber vivido en Sudáfrica por segunda vez, quiso regresar a la India y le quisieron hacer costosos regalos, no los aceptó. Dice:

¿Que derecho tenía yo de aceptar tales regalos? Si los admitía, ¿cómo podía persuadirme de que estaba sirviendo a la comunidad sin remuneración? Todos los regalos, salvo algunos que me habían hecho mis clientes, eran por mi prestación de servicios a la colectividad y ni siquiera podía establecer diferencias entre mis clientes y mis colaboradores, pues que los primeros también me ayudaron en las actividades de orden público. Uno de los pre-sentes era un collar de oro que valía como mínimo cincuenta guineas, destinado a mi esposa. Pero incluso ese regalo era en recompensa de mis actividades públicas, de manera que no podía separarse del resto… Me resultaba difícil rechazar regalos de tanto valor, pero más difícil aún me resultaba retenerlos. E, incluso, si yo podía retenerlos, ¿qué ocurriría con mi mujer y mis hijos? Yo los estaba educando para una vida de servicio, haciéndoles comprender que servir a los demás lleva en sí su recompensa. No teníamos en la casa joyas ni ornamentos valiosos. Había convertido nuestras vidas en una expresión de máxima sencillez. ¿Cómo, pues, podíamos permitirnos el lujo de tener relojes de oro? ¿Cómo podíamos llevar cadenas de oro y anillos de diamantes? En aquel tiempo, yo exhortaba a la gente a desprenderse de la fatuidad de las joyas. ¿Que debía hacer en-tonces con las alhajas que habían llovido sobre nosotros? Decidí que no debía retener aquellas cosas… Devolvimos todos los regalos recibidos en 1896 y 1901.

Jamás lamenté el paso que había dado y, con el correr de los años, mi esposa también comprendió lo prudente de la medida. Ahora tengo la opinión inquebrantable de que quienes se dedican al servicio de la sociedad no deben aceptar donaciones valio-sas20 .


Pero, sobre todo, la vida de Gandhi se distingue por su gran amor por la verdad. Era un hombre con nobles sentimientos entre los que destacan el amor a la sinceridad y la honradez en todas sus formas. Dice:

Nunca recurrí a la mentira en el ejercicio de mi profesión, a pesar de que una gran parte de mi actuación como abogado se cumplía en beneficio de asuntos públicos, a cuya dedicación no escatimaba tiempo ni dinero... Cuando yo era estudiante, había oído decir que la profesión de abogado es la profe-sión del mentiroso. Pero esto no influyó en mi espíritu, porque yo no pensaba conquistar posiciones o ganar dinero mediante la mentira. Mis principios fueron puestos a prueba más de una vez en África del Sur. Muy a menudo, supe que mis adversarios habían preparado a sus testigos y que con sólo alentar a mi cliente y a mis testigos a mentir, podíamos ganar el caso. Pero siempre me resistí a la tentación... De entrada, advertía a cada cliente nuevo que no esperara de mí la asunción de un caso falso o que sobornara a los testigos; esto dio como resultado que alcancé tal reputación que jamás llegaban a mi mesa casos falsos. Incluso algunos clientes reservaban los casos correctos para mí, llevando los dudosos a otros abogados21 .

 

En resumen, Gandhi fue siempre un ejemplo y un modelo a seguir para todos. Un hombre, que siempre defendió la verdad y la justicia y que, al final, como tantos grandes hombres a lo largo de la historia, murió mártir e incomprendido por muchos. Fue asesinado por un hindú en 1948.

viernes, 25 de enero de 2013

... CIELO O INFIERNO ...

Ayer encontré una tarjetita con una pregunta..dice: Si usted muere hoy.. ¿dónde pasará la eternidad? Lamentablemente no sé aún a cual de los 2 lugares merezco ir, Dios quiera guiar siempre mi vida hacia el mejor camino, hacía su camino de Verdad y Amor eterno.. Junto a la pregunta de la tarjeta viene la respuesta.



¿Quiénes van al Cielo? Lea: Juan 1: 12, 5:24

Juan 1:12 Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios

Para entender la palabra de Dios, escuché de un gran Pastor que siempre hay que leer unos versículos antes y unos después y gracias a esto nos queda claro que habla de la Palabra de Dios..del verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. De que todas las cosas fueron hechas por medio de esta palabra y sin ella nada de lo que hay hoy existiría. Gloria a Dios!

Juan 5:24 Les aseguro
que el que escucha mi palabra
y cree en aquel que me ha enviado,
tiene Vida eterna
y no está sometido al juicio,
sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. 

En este versículo el Señor Jesucristo finaliza diciendo que busca hacer solo la voluntad del que lo envió, lo que debiéramos hacer todos, cada día. 

¿Quiénes van al infierno? Lea: Salmos 9: 17; Apocalipsis 21:8 

Salmos 9:17 El Señor se dio a conocer, hizo justicia,
y el impío se enredó en sus propias obras. 

9:18 Vuelvan al Abismo los malvados,
todos los pueblos que se olvidan de Dios.
9:19 Porque el pobre no será olvidado para siempre
ni se malogra eternamente la esperanza del humilde.
9:20 ¡Levántate, Señor!
Que los hombres no se envanezcan,
y las naciones sean juzgadas en tu presencia.
9:21 Infúndeles pánico, Señor,
para que aprendan que no son más que hombres.
Amén.

Este versículo trata "La derrota de los impíos".

21:8 Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los asesinos, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los falsos, tendrán su herencia en el estanque de azufre ardiente, que es la segunda muerte". 

Es más que claro que el malo morirá por su maldad.

Epílogo
22:16 Yo, Jesús, he enviado a mi mensajero para dar testimonio de estas cosas a las Iglesias. Yo soy el Retoño de David   y su descendencia, la Estrella radiante de la mañana.
22:17 El Espíritu y la Esposa dicen: "¡Ven!", y el que escucha debe decir: "¡Ven!" Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente del agua de la vida.
22:18 Yo advierto a todos los que escuchan las palabras proféticas de este Libro: "Si alguien pretende agregarles algo, Dios descargará sobre él las plagas descritas en este Libro.
22:19 Y al que se atreva a quitar alguna palabra de este Libro profético,
Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la Ciudad santa, que se describen en este Libro".
22:20 El que garantiza estas cosas afirma: "¡Sí, volveré pronto!" ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
22:21 Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén.


 



miércoles, 23 de enero de 2013

Guía para PERDONAR (:

Guía para aprender a perdonar

Guía práctica para uno de los llamados más difíciles de la vida
                                                                                                                                    por James Cain

Traición. Rechazo. Condena. Nadie pide ese trato, pero pocos están a salvo de recibir algunas heridas en la vida. Las circunstancias que requieren de perdón no están, por lo general, en nuestros planes. Pero, para obedecer fielmente a Cristo, tenemos que aprender a decir: “Te perdono”. La siguiente “guía” no es exhaustiva. Pero los consejos, las citas y los relatos recogidos aquí proporcionarán orientación en cuanto a la difícil orden del Señor de perdonar, no importa cuál sea la ofensa.

Mientras observaba a mis hijos jugar en un parque cerca de nuestra casa, se desarrolló un curioso drama entre dos mujeres y sus hijos.
Una mujer sostenía la mano de su hijo. La otra, más alterada, agarraba el codo del suyo. Ambos niños estaban con el ceño fruncido, con el mentón hacia fuera y las manos metidas en los bolsillos.
“Él dijo que lo sentía”, dijo la segunda madre. “Ahora dile tú: ‘Te perdono’, y dense la mano”. Ninguno de los dos se miraba a los ojos. Durante el silencio, la frustrada mamá comenzó a amenazar alteradamente a su hijo hasta que éste pronunció una o dos palabras. Aliviada, esta mamá los envió de nuevo al parque, y luego se lamentó con su amiga sobre la dificultad de llegar a los corazones de sus hijos. “Sé que el necesitaba hacerlo”, suspiró, “pero si no lo hizo de corazón, ¿qué sentido tiene?”
Era una pregunta válida. Después de todo, el “te perdono” que dijo su hijo era tan sincero como el “lo siento” de la respuesta del otro. Este incidente me recordó que saber que hay que perdonar no es la parte difícil; perdonar de verdad, sí que lo es. El punto, después de todo, es la reconciliación —la comunión restaurada y la herida sanada— que resulta de la práctica de esta disciplina. Al final, el perdón cambia más a quien perdona que al perdonado.
Esto es así, porque el perdón nos obliga a reconocer nuestra impotencia, y a confiar en la justicia de Dios. El niño que se resistía a perdonar sabía instintivamente que la debilidad no es, por lo general, considerada una virtud. Buscar la venganza nos hace sentir fuertes. Perdonar, por el contrario, reconoce que es posible que no recibamos la “justicia” que pensamos que merecíamos.
El cambio también se debe a que el perdón crea un espacio para la comunión restaurada. Renunciar a nuestro reclamo contra el ofensor nos lleva de la debilidad a la fortaleza, ya que invitamos a la paz del Espíritu Santo a restaurar nuestra relación con Dios y el prójimo. Negar el perdón, en cambio, rompe la comunión no solo con nuestro adversario, sino también con nuestro Padre celestial (Mr 11.25).
Un rato después, mientras mis hijos y yo dejábamos el parque, vi que los niños estaban jugando otra vez. Sonreían y reían como si nada hubiera sucedido. Aunque el proceso no siempre se vuelve tan fácil, el perdonar —y recibir perdón— había hecho un espacio para su amistad.
La mayoría de las personas sufren heridas mucho más profundas que las del caso del parque. Los obstáculos para perdonar serán mucho más grandes, y el costo mucho más alto. Pero el punto sigue siendo el mismo: cuando perdonamos, hacemos posible que una relación se renueve, si no con la persona que perdonamos, entonces con la Persona que nos ha perdonado.

Consejo no. 1: Perdone y recuerde

Por lo general, ponemos juntas las palabras “perdonar” y “olvidar”, pero para perdonar de verdad, tenemos que recordar. El apóstol Pablo dice que nuestro deber de perdonar a los demás depende de recordar el perdón que recibimos de Dios. “De la manera que Cristo os perdonó”, escribe, “así también hacedlo vosotros” (Col 3.13). No solo debemos recordar que Dios nos perdona, sino también imitar cómo Él lo hace: con misericordia, con generosidad, y por completo.
Podemos sentirnos tentados a mantener un “registro de agravios”, pero el amor impide eso (1 Co 13.5). El mundo incrédulo tiende a alimentar rencores contra quienes nos han causado algún mal, pero como seguidores de Cristo, perdonamos con generosidad sin esperar nada a cambio.
Aplicación: Perdone por completo, haga borrón y cuenta nueva. Perdonar no significa olvidar la ofensa. Después de todo, usted es humano, y no puede olvidar totalmente. Peor aun, pretender que nunca sucedió nada malo, impide que haya sanidad. Cuando recuerde la falta cometida contra usted, véala como una oportunidad para recordar la gracia de Dios para con usted, y por medio de usted para con el ofensor.

Consejo no. 2: No se limite a decir unas simples palabras

Desde la perspectiva cristiana, el perdón requiere mucho más de nosotros que unas breves palabras. El escritor Thomas Watson dio una respuesta sorprendente a la pregunta: ¿Qué es el perdón? Él escribió: “Perdonamos cuando luchamos contra todo pensamiento de venganza; cuando no pensamos hacer ninguna mala jugada a nuestros enemigos, sino que les deseamos lo mejor, nos afligimos por sus calamidades, oramos por ellos, buscamos la reconciliación con ellos, y nos mostramos listos todo el tiempo para aliviarlos”. En otras palabras, el perdón requiere de una acción misericordiosa interior antes de que podamos llevar a cabo una acción misericordiosa exterior (véase el consejo no. 4). Gran parte de este trabajo interior puede hacerse sin el conocimiento del ofensor. La frase de Watson “luchar contra”, reconoce lo extenuante que puede llegar a ser el perdón, exigiéndonos que nos opongamos de forma activa y enérgica a la inclinación natural de agredir física o verbalmente a la otra persona, o de retirarle nuestro afecto.
Aplicación: Evite atacar a los demás o apartarse de ellos, y busque oportunidades para celebrar los triunfos de su ofensor. No se alegre cuando esta persona sufra, sino acompáñela en su aflicción. Trate de “aliviar” sinceramente a esa persona, y busque el momento adecuado para la reconciliación. Todo este trabajo del corazón le permitirá a usted, cuando llegue el momento, ofrecer un perdón auténtico.

Consejo no. 3: Comience con poco

Practique el perdonar a otros por sus pequeñas faltas a lo largo de cada día, tales como que otro conductor se le adelante en el tráfico quitándole su derecho en la vía, o que reciba una ofensa no intencional. Si lo hace, eso transformará poco a poco su corazón con el tiempo, haciendo posible que perdone a otros cuando surjan conflictos más grandes y más serios.

Consejo no. 4: Evite guardar rencor

Podríamos tener la tentación de no hacer caso a la falta cometida contra nosotros, asumiendo la responsabilidad total o parcial. Frases como: “probablemente me lo merecía”, o “tiene que haber sido cosa de los dos”, puede ocultar los sentimientos reales. Este falso proceder parece ser sabio, pero sepultar el dolor planta semillas que producen después un fruto amargo.
Aplicación: Cuando usted reciba un agravio, busque la oportunidad de hacer algo en bien del ofensor. Orar por el ofensor es un buen comienzo. Hacer esta obra de amor y misericordia hará más fácil desarraigar el resentimiento.

Consejo no. 5: Busque misericordia más que justicia

En nuestra cultura, que aplaude la venganza antes que la misericordia, la idea de la justicia bíblica se les escapa a muchos, incluyendo a los cristianos. Algunas personas utilizan frases como: “el castigo debe ser proporcional al delito”, y concluyen falsamente que la justicia y la misericordia no pueden coexistir. Estas personas ignoran la estrecha conexión que debe haber entre ambas, como lo ilustra la Biblia mediante expresiones de profundo perdón cuando pudo haberse hecho “justicia” mediante la violencia.
Pensemos en José (véase Gn 37, 39–47). Imaginemos su historia contada dentro de las normas culturales de hoy. En vez de perdonar a sus hermanos, José habría ejecutado su largamente esperada venganza por medio de una cruel venganza o de una larga batalla legal. Esto puede sonar ridículo a nuestros oídos, pero las películas y los libros (las “biblias” del mundo de hoy) cuentan historias semejantes todo el tiempo. ¡Cuánto más grande y más conmovedora es la historia del José real! Él prefirió perdonar cuando nadie le habría negado su derecho de vengarse.
Aplicación: ¿No le ofrece su vida oportunidades semejantes para perdonar? Un compañero de trabajo exagera sus logros, y recibe un ascenso que debió haber sido de usted. Alguien traiciona su confianza, y le hace perder a un amigo. Un cónyuge miente, poniendo en peligro el matrimonio y la familia. No importa qué tan problemático pueda ser el caso, deje que Dios le revele la manera de cómo la misericordia y la justicia pueden combinarse.

Consejo no. 6: Perdone a sus enemigos

En la mañana del 2 de octubre de 2006, Charles Roberts entró en una escuela Amish de Nickel Mines, Pensilvania. Un poco más de media hora después, cinco niñas estaban muertas, cinco más heridas, y la paz de la comunidad hecha añicos para siempre.
Sin embargo, el mismo día, mientras que los cuerpos seguían sin enterrar, se escuchó decir a un abuelo Amish a sus parientes jóvenes: “No debemos pensar mal de este hombre”. Roberts se había quitado la vida durante la crisis, y en los días que siguieron, la comunidad trató con misericordia y perdón a su familia, asombrando al mundo por su benignidad.
La respuesta Amish de misericordia y perdón fue extraordinaria por su singularidad en un mundo fascinado por la justicia. Uno de los autores del libro Amish Grace (La misericordia de los Amish), Donald Kraybill, descubrió que la respuesta no era sorprendente sino natural. Dice que el perdón está entretejido en la cultura Amish. Su vida comunitaria exige un espíritu de perdón, y por eso lo practican como un estilo de vida, cultivándolo, como lo requiere la Biblia.
No todas las personas tienen un enemigo, es decir, a alguien que las haya agraviado continuamente, con malicia, sin pensar en el bienestar de ellas. Si usted tiene un enemigo, la obra del perdón comienza con una oración para recordar la gracia de Dios hacia usted. Una de las tareas del Espíritu Santo es “convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Jn 16.8). Solo Él puede producir el cambio de corazón necesario para que podamos ver nuestro pecado, reconocer la justicia de Cristo, y ver que el juicio le pertenece a Dios.
La mayoría de nosotros no tenemos enemigos, pero debemos preparar nuestros corazones para el duro trabajo de perdonar. Pídale a Dios que le muestre su propio pecado, y le recuerde su gracia. Y así, el día que sea lastimado, busque a su ofensor y, con la conciencia de sus propias fallas, le pida perdón. Ore por el bienestar de esa persona, no solo para que vea el error que cometió, sino también para que Dios la proteja y prospere. Apresúrese a brindar misericordia, deje la justicia en manos de Dios, y asegúrese de no permitir que el resentimiento halle terreno fértil en usted.

AMÉN!!!!


lunes, 21 de enero de 2013

EXPLICACIÓN DE COMO SATANÁS TRATA DE ATARNOS.. DÍA A DÍA..

{{{ NO SEMBRAR CIZAÑA }}}

El sentido común de"sembrar cizaña" es el de poner a unos contra otros.Una vocación por enfrentar y dividir dió lugar a un adjetivo que nada tiene que ver con las plantas: a quienes van por el mundo multiplicando enemistades se los califica, con razón,de cizañeros o cizañosos. A la vez este significado, viene de la parábola del Señor sobre el trigo y la cizaña según aparece en la Biblia cristiana:
 

Respondiendo Él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

                                                                                                                                                                                              Mateo 13,37-43   

 
 

Jesucristo quiere significar con esta parábola que El siempre espera la conversión de los malos por su Gran Misericordia, es decir, de aquéllos que responden al Enemigo. Pero cuando nos llegue el final, bien por la propia muerte o porque sobrevenga el fin del mundo, tendremos que acogernos a la Justicia Divina: los que siguen a Dios brillarán como el sol en su Reino; los que siguen al Maligno serán arrojados al horno encendido...

miércoles, 16 de enero de 2013

El que no tenga pecado, que tire la primera piedra

<< Juan 8 >>  Sagradas Escrituras (1569) 

1 Y Jesús se fue al monte de las Olivas. 2 Y por la mañana volvió al Templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. 3 Entonces los escribas y los fariseos le traen una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio, 4 le dicen: Maestro, esta mujer ha sido tomada en el mismo hecho, adulterando; 5 y en la ley Moisés nos mandó apedrear a las tales. Tú pues, ¿qué dices? 6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia abajo, escribía en tierra con el dedo. 7 Y como perseverasen preguntándole, se enderezó, y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8 Y volviéndose a inclinar hacia abajo, escribía en tierra. 9 Oyendo pues ellos esto (redargüidos de la conciencia), se salían uno a uno, comenzando desde los más viejos (hasta los postreros), y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10 Y enderezándose Jesús, y no viendo a nadie más que a la mujer, le dijo: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? 11 Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: NI YO TE CONDENO; VETE, Y NO PEQUES MÁS. 12 Y les habló Jesús otra vez, diciendo: YO SOY la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida. 13 Entonces los fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio; tu testimonio no es verdadero. 14 Respondió Jesús, y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y a dónde voy. 15 Vosotros según la carne juzgáis; mas yo no juzgo a nadie. 16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy solo, sino yo y el que me envió, el Padre. 17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 YO SOY el que doy testimonio de mí mismo, y da testimonio de mí el que me envió, el Padre. 19 Y le decían: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, a mi Padre también conoceríais. 20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el Templo; y nadie le prendió; porque aún no había venido su hora.
21 Y les dijo otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir. 22 Decían entonces los judíos: ¿Se ha de matar a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? 23 Y les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creyereis que YO SOY, en vuestros pecados moriréis. 25 Y le decían: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho. 26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; mas el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo. 27 Pero no entendieron que él les hablaba del Padre. 28 Les dijo pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que YO SOY, y que nada hago de mí mismo; mas como mi Padre me enseñó, esto hablo. 29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que a él agrada, hago siempre. 30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
31 Y decía Jesús a los judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciéreis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la Verdad, y la Verdad os libertará. 33 Y le respondieron: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos a nadie, ¿cómo dices tú: Seréis libres?
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado. 35 Y el siervo no permanece en casa para siempre; mas el hijo permanece para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 37 Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros. 38 Yo, lo que he visto con mi Padre, hablo; y vosotros lo que habéis visto con vuestro padre, hacéis.
39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Les dice Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40 Pero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió. 43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra. 44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. El, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira . 45 Y porque yo digo Verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y tienes demonio? 49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me habéis deshonrado. 50 Y no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga. 51 De cierto, de cierto os digo, que el que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre. 52 Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, ¿y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre? 53 ¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? Y los profetas murieron; ¿quién te haces? 54 Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria es nada; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios; 55 y no le conocéis: mas yo le conozco; y si dijere que no le conozco, seré como vosotros mentiroso, mas le conozco, y guardo su palabra. 56 Abraham vuestro padre se gozó por ver mi día; y lo vio, y se gozó. 57 Le dijeron entonces los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58 Les dijo Jesús: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY. 59 Tomaron entonces piedras para tirarle; mas Jesús se encubrió, y salió del Templo; y atravesando por en medio de ellos, se fué.




martes, 15 de enero de 2013

Conocer la verdad,conocer la libertad!!

La humanidad por todas partes esta sufriendo guerras y desastres naturales por el egoísmo de sociedades de poder, de muchos gobernantes corruptos, sobre todo del Vaticano, la cabeza de las mafias criminales más demoniacas de la tierra, y está llegando el día también en que todos estos enigmas y misterios se resolverán para siempre ,aunque con ello efectivamente se llegue a un colapso de las instituciones y al desmoronamiento y destrucción del entero sistema de cosas ,un sistema que desde hace milenios fue forjado y creado un por medio de guerras atroces de cientos de miles de religiones diferentes, de mentiras y filosofias paganas ,de avaricia ,asesinatos y terror, y todo lo que tiene un principio también tiene un fin, solo Dios el Creador es eterno ,sin principio ni fin, por lo que la humanidad llegará a conocer la verdad y con ello se le liberará de las ansias temores ignorancia y miedos que se le ha inculcado pero su misma infancia.

Jesucristo conocía todo esto y sabía que llegaría el dia, en la era actual en que vivimos ,en que la liberacion de la humanidad estaria en las puertas , por eso pudo profeticamente enunciar estas palabras que tendrán un cumplimiento cabal en estos días en que vivimos la entera humanidad.

¡ Y conocerán la verdad y la verdad los libertará!.

Evangelio de Juan capituló 8 versículo 32

lunes, 14 de enero de 2013

Sobre los ángeles, su jerarquía.


 
En el universo angelical, al igual que en cualquier otra sociedad o grupo de seres (sean fantásticos o reales) existe una organización. La jerarquía de los ángeles fue creada en el siglo VI por Dionisio, conocido más tarde como Pseudo Dionisio ; en su obra Sobre la jerarquía celestial Pseudo Dionisio identifica 9 coros de ángeles agrupados, conforme a su cercanía con Dios, en 3 tríadas:

PRIMER TRIADA

Es la más elevada y cercana Dios, se les identifica como Ángeles de la Presencia o Ángeles de la Egida de Dios
Serafines: considerados como el orden mayor dentro de la jerarquía angelical y los que están más cercanos a Dios, tienen la misión de alabarlo y cantar su gloria. Se les considera los ángeles del amor, la luz y el fuego y son representados con tres pares de alas, el primer par les sirve para cubrir su rostro, el segundo para volar y el tercero para cubrir sus pies. Por su parte, el judaísmo los identifica como serpientes doradas con seis alas.
Querubines cuyo nombre significa “plenitud del conocimiento” o “rebosante de sabiduría,” se les conoce como los guardianes o vigilantes de la Gloria de Dios. Son seres alados con forma generalmente humana; aunque tanto el judaísmo como el cristianismo identifica 4 querubines cuya forma representa una virtud: el toro, representa la fuerza; el hombre, representa el amor; el león, el poder y el águila, la sabiduría.
Tronos. Relacionados con las acciones de los hombres y conocidos antiguamente como Espíritus de las Estrellas. Los Tronos son los encargados de llevar un registro de las acciones y representan la justicia divina, por lo que llevan toga y bastón de mando

SEGUNDA TRIADA

Llamada también Egida del Hijo, esta triada es responsable de los elementos naturales y los cuerpos celestes
Dominaciones, conocidos como los guardianes del mundo y se encuentran además en el límite de lo finito con lo infinito, generalmente visten de soldados y con una espada en la mano.
Virtudes, ayudan en el desarrollo y la concreción de las aspiraciones y virtudes humanas, conocidos comúnmente como los que ejecutan los milagros
Potestades, cuidan del balance entre la materia y el espíritu, cuidando así de los planetas y los órdenes cósmicos. Entre estos ángeles se encuentran los ángeles del nacimiento y de la muerte.

TERCER TRIADA

Es la más cercana a los humanos y se compuesta por:
Principados o ángeles integradores, antiguamente se les conocía como “Poderes”, su misión es cuidar de la creación y vigilar la naturaleza, o lo que es lo mismo, manifiestan el dominio de Dios sobre la naturaleza. Son los guardianes de las naciones
Arcángeles o ángeles superlumínicos, son los penúltimos en la jerarquización y quienes luchan contra los demonios, conocidos e identificados también como santos (ej. San Miguel Arcángel). La mayoría de las religiones identifica 7 arcángeles (en el islam son 10); sin embargo, los nombres comúnmente aceptados son:
  • Miguel: jefe de la milicia celestial
  • Gabriel: mensajero celestial
  • Rafael: protector de los viajeros y el noviazgo
Ángeles o ángeles acompañantes, constituyen el nivel inferior y el más cercano al ser humano; por lo mismo, son los que se nos manifiestan. Los más conocidos son los ángeles guardianes o ángeles acompañantes y cuidan de la evolución espiritual de todo ser humano .

viernes, 11 de enero de 2013

Oración bonita.


Dios es amor.
Jesús es Dios.
Jesús es el amor.
Jesús te ama mucho!
Jesús te quiere salvar!
Usted fue creado por Dios para estar en el cielo!
Dios le dio la libertad para usted.
Usted tiene la libertad de elegir si desea ir al cielo o al infierno.
Usted tiene la obligación de elegir si desea ir al cielo o al infierno.
Si quiere ir al cielo, tiene que cumplir con los 10 Mandamientos de Dios!
Dios es la verdad!
Jesús habla la verdad!
Siempre.
Jesús no miente.
Jesús no defrauda.
Si quiere ir al cielo, confiesa luego Tus pecados y no peques más!
El pecado es veneno.
En el momento en que usted entiende esto, no peque más.
Que no saben que tienen que pagar por sus pecados?
¿Cómo? Con su alma! Lo más valioso que tienen!
Arrepiéntanse de sus pecados y vayan a confesarlos!
Dios todavía es misericordioso.
Dios perdonará cualquier pecado, si usted pide perdón.
La única condición es: Tienes que perdonar todo a todos.
¿Sabía usted que la mayoría de sus problemas son efectos del pecado?
Empezar una nueva vida!
Jesús te ama mucho!
Jesús quiere salvar su alma!
Tu Libertad es sagrada para Dios.
Dios respeta la libertad.
Si quiere ir al infierno, Dios le permite ir ...
Él es triste, si usted quiere ir al infierno.
La única salvación está en JESÚS!
Cree, por favor!
Jesús te ama mucho!!!!

Dios es Capaz

“Porque nada hay imposible para Dios”
Lucas 1:37
A veces se nos olvida la capacidad todopoderosa de Dios para actuar de maneras que nuestra mente ni se imagina y mucho menos sospecha.
Cuando la duda viene a nuestra vida por medio de la enfermedad, por medio de la escases, por medio de los problemas familiares o laborales o por medio del desanimo, se nos olvida la capacidad enorme que tiene Dios para actuar.
Y es que una de las cosas que no permitirán que las bendiciones de Dios se derramen sobre nuestra vida es la duda, puesto que la duda no es compatible para nada con la fe y confianza que Dios espera de nosotros hacia El.
A veces segados por nuestra ignorancia de lo que Dios es capaz de hacer, creemos que lo que estamos experimentando es tan fuerte que no saldremos de eso, o que es tan difícil que pensamos que ya está todo perdido. Pero: ¡Que equivocados estamos!
Mi Dios es Capaz de hacer todo lo que nuestra mente se reúsa a creer, la Biblia dice que Él es el mismo ayer, ahora y siempre y si por los siglos de los siglos hemos visto su mano poderoso actuando en la necesidad de su pueblo, ESTA VEZ NO SERA LA EXCEPCION.
Es hora de comenzar a creer, de comenzar a confiar, de entender que NUESTRO DIOS ES CAPAZ de hacer eso que nosotros creemos difícil o imposible, Dios es CAPAZ, que no se te olvide, El es CAPAZ.
No sé qué enfermedad es la que te atemoriza, no sé qué situación económica sea la que estés pasando de la cual crees que no saldrás adelante, no importa que situaciones más difíciles hallan en tu familia, yo solo te puedo decir: DIOS ES CAPAZ DE HACER CUALQUIER COSA.
Lo que para nosotros es perdido, para El puede ser convertido, lo que para nosotros es imposible, para El ya está hecho porque EL ES CAPAZ.
Hoy te motivo a creer, a confiar, a depositar tu total confianza en El, teniendo la certeza completa de que EL ES CAPAZ y no te defraudara, pues cumplirá todo lo que bajo su voluntad perfecta esta aprobado para tu vida.
¿Qué es eso de lo que tienes dudas que Dios no pueda hacer?, solo déjame decirte algo y que JAMAS se te olvide por el resto de tu vida:

DIOS ES CAPAZ

Autor: Enrique Monterroza