martes, 11 de junio de 2013

"-LAS BIENAVENTURANZAS-" (Mt 5,3-12)


Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
Las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas Jesús recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham; pero las perfecciona ordenándolas no sólo a la posesión de una tierra, sino al Reino de los cielos:
Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana; son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; quedan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos.
 
Las bienaventuranzas que marcan el inicio del Sermón de la Montaña, el primero de los sermones de Nuestro Señor en el Evangelio de San Mateo. Cuatro de ellas reaparecen en una forma ligeramente diferente en el Evangelio de San Lucas (6, 22), de igual modo al comienzo de un sermón, y que discurren paralelamente a Mateo, 5-7, si no a otra versión del mismo. Y aquí se ilustran con la oposición de las cuatro maldiciones. El relato más completo y el lugar más destacado que se da a las Bienaventuranzas en San Mateo están bastante de acuerdo con el alcance y la tendencia del Primer Evangelio, en el que el carácter espiritual del reino mesiánico – la idea suprema de las Bienaventuranzas – es continuamente destacado, en agudo contraste con los prejuicios judíos.
La forma en la que Nuestro Señor manifestó sus bienaventuranzas las convierte, quizás, en el único ejemplo de sus dichos que puede ser calificado de poético al ser inequívocamente claro el paralelismo de pensamiento y expresión, que es la característica más notable de la poesía bíblica.

Primera bienaventuranza.-
La palabra pobre parece representar un encorvado, afligido, miserable, pobre; mientras que manso es más bien sinónimo de la misma raíz, que se inclina, humilde, manso, gentil. Algunos agregan también a la primera palabra un sentido de humildad; otros piensan en los “mendigos ante Dios” que reconocen humildemente su necesidad de ayuda divina.
Los bienaventurados son pobres “de espíritu”, que por su propia voluntad están dispuestos a soportar por amor de Dios esta dolorosa y humilde condición, incluso aunque realmente sean ricos y felices; mientras que, por otro lado, los realmente pobres pueden no alcanzar esta pobreza “de espíritu”.
Segunda bienaventuranza.-
Puesto que la pobreza es un estado de humilde sujección, el “pobre de espíritu”, está próximo al “manso”, sujeto de la segunda bienaventuranza. Los que humilde y mansamente se inclinan ante Dios y el hombre, “heredarán la tierra” y poseerán su herencia en paz. Esta es una frase tomada del Salmo 36 donde se refiere a la Tierra Prometida de Israel, pero aquí en las palabras de Cristo, es por supuesto sólo un símbolo del Reino de los Cielos, el reino espiritual del Mesías.
Tercera bienaventuranza.-
Los “que lloran” en la tercera bienaventuranza se oponen en Lucas (6, 25) a la risa y a la alegría mundana de similar carácter frívolo. Los motivos del llanto no derivan de las miserias de una vida de pobreza, abatimiento y sometimiento, sino más bien los de las miserias que el hombre piadoso sufre en sí mismo y en otros, y la mayor de todas el tremendo poder del mal por todo el mundo.
A tales dolientes el Señor Jesús les trae el consuelo del reino celestial, “la consolación de Israel” predicha por los profetas, incluso los judíos tardíos conocían al Mesías por el nombre de Menahem, el Consolador.
Estas tres bienaventuranzas, pobreza, abatimiento y sometimiento son un elogio de lo que ahora se llaman virtudes pasivas: abstinencia y resistencia, y la Octava Bienaventuranza nos lleva de nuevo a la enseñanza.
Cuarta Bienaventuranza.-
Lo primero de todo, “hambre y sed” de justicia: un deseo fuerte y continuo de progreso en perfección moral y religiosa, cuya recompensa será el verdadero cumplimiento del deseo, el continuo crecimiento en santidad.
Quinta Bienaventuranza.-
A partir de este deseo interior se debe dar un paso más hacia la acción por las obras de “misericordia”, corporales y espirituales. Por medio de éstas los misericordiosos logran la misericordia divina del reino mesiánico, en esta vida y en el juicio final.
La maravillosa fertilidad de la Iglesia en obras e instituciones de misericordia corporal y espiritual de toda clase muestra el sentido profético, por no decir el poder creativo, de esta sencilla palabra del Maestro divino.
Sexta Bienaventuranza.-
Según la Biblia, la “limpieza de corazón” no puede encontrarse exclusivamente en la castidad interior, ni siquiera, en una pureza general de conciencia, como opuesta a la pureza levítica, o legal, exigida por escribas y fariseos. Cuando menos el lugar adecuado de tal bienaventuranza no parece estar entre la misericordia y la pacificación, ni detrás de la virtud aparentemente de más alcance del hambre y sed de justicia.
Pero frecuentemente en el Antiguo y Nuevo Testamento el “corazón puro” es la simple y sincera buena intención, el “ojo sano”, y opuesto así a los inconfesables fines de los fariseos. Este “ojo sano” o “corazón puro” es más que todo lo precisado en las obras de misericordia y celo en beneficio del prójimo. Y se pone de manifiesto a la razón que la bienaventuranza, prometida a esta continua búsqueda de la gloria de Dios, consistirá en la “visión” sobrenatural del propio Dios, la última meta y finalidad del reino celestial en su plenitud.
Séptima Bienaventuranza.-
Los “pacíficos” son no sólo los que viven en paz con los demás sino que además hacen lo mejor que pueden para conservar la paz y la amistad entre los hombres y entre Dios y el hombre, y para restaurarlas cuando han sido perturbadas.
Es por esta obra divina, “una imitación del amor de Dios por el hombre” como la llama San Gregorio de Nisa, por la que serán llamados hijos de Dios, “hijos de su Padre que está en los cielos”.
Octava Bienaventuranza.-
Cuando después de todo esto a los piadosos discípulos de Cristo se les retribuya con ingratitud e incluso “persecución” no será sino una nueva bienaventuranza, “pues suyo es el reino de los cielos”.
Así, la última bienaventuranza vuelve a la primera y a la segunda. Los piadosos, cuyos sentimientos y deseos, cuyas obras y sufrimientos se presentan ante nosotros, serán bienaventurados y felices por su participación en el reino mesiánico, aquí y en el futuro.
Las ocho condiciones requeridas constituyen la ley fundamental del reino, la auténtica médula y tuétano de la perfección cristiana.
Por su profundidad y amplitud de pensamiento, y su relación práctica sobre la vida cristiana, el pasaje puede ponerse al mismo nivel que el Decálogo en el Antiguo Testamento, y que la Oración del Señor en el Nuevo, y supera ambos por su belleza y estructura poética.
 

Dios te dice hoy (=

Te tengo aquí, envuelto en el manto de mi amor; cobijado por mi paz, muy dentro de mi corazón. Porque nunca debes de olvidar que nadie jamás será capaz de apartarte de mi lado; de hacer que yo aparte mis ojos de mi niña, de mi niño a quien amo. ( ¡Tu!)
Motivo de mi alegría eres tu  mi hija. mi hijo amado: ¿por qué tiemblas? ¿Por qué lloras? ¿Por qué miras hacia atrás? ¿Por qué miras hacia los lados cuando enfrente de ti están tus sueños, la satisfacción y la llenura que tanto has anhelado?
Todo está seguro para ti, POR MI NOMBRE LO HE JURADO: mas tu parte es creer, desechar las voces de mentira que, con envidia quieren verte privado de la inmensa bendición que ellos jamás alcanzaran, mientras no me crean a mí.
Mas tú has creído. Tu vida me has entregado: YO TE DARÉ AÚN MÁS y eternamente aquí, cobijado por mi paz, envuelto en mi amor, morarás seguro y a partir de hoy no escucharás a ninguno que te diga que “tú no”; que para ti no es posible. Ellos no entienden mi amor, pero tu si conoces cuanto te amo YO. No lo olvides.
Escrito por Hermes Alberto Carvajal

*Si, Dios puede jurar por su mismo Nombre, miralo en Éxodo 32:13. POR ESO SON TAN PODEROSAS SUS PROMESAS. CONFIA EN EL.

miércoles, 10 de abril de 2013

Salmos 37 - El camino de los malos

Conversando Con Dios: Salmos 37 - El camino de los malos: No te impacientes a causa de los malignos,      Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.   Porque como hierba serán pronto cor...

martes, 5 de marzo de 2013

^^ CUIDA TUS PALABRAS ^^

No soy perfecta pero le digo a Dios: Padre Santo, Padre Bueno ayúdame a hablar como a ti te agrada, perdona mi mala forma de hablar y proceder por los dichos de mi boca, yo te pido Dios santifica mi boca, límpiala como hiciste con el profeta Isaías y quita los pecados de mis labios, mi boca y mi lengua, perdona toda mala palabra proferida y aplicada en mi vida, te lo suplico en el nombre de Jesucristo nuestro Señor Amén.

Citas referidas a la lengua del hombre

Santiago 1:19 Recuerden queridos hermanos: estén más dispuestos a escuchar que a hablar. No se enojen fácilmente. 20 El que vive enojado no puede vivir como Dios manda.

Santiago 3:6 La lengua es como la chispa que prende el fuego. De todas las partes del cuerpo, la lengua es todo un mundo de maldad, contamina todo el cuerpo. La lengua incendia todo el curso de nuestra vida y sus llamas vienen del mismo infierno.

Satanas siempre quiere imitar a Dios en todo : así como la Palabra de Dios es una espada de dos filos que le da vida al espíritu del hombre así es la palabra que sale de la lengua del mentiroso con su veneno mortal mata y destruye y la lengua se convierte en un instrumento mortal de maldad, porque lo que más lastima el corazón del hombre es una palabra mal dicha, una mentira murmuración o chisme, lo más triste que en muchos de los casos estos viene de un ser llamado “Amigo”

La lengua en mas filosa y venenosa que la mordedura de una Mamba Negra o una Cobra Real; dos de las 5 Serpientes más peligrosas de toda la tierra que matan en tan pocos minutos de igual forma trabaja el veneno de la lengua, la lengua mucha veces se convierte en un instrumento de satanas, que destruye el corazón de los hijos de Dios, y hace mas incrédulos a los no creyentes y les endurece el corazón, pero más triste y patético es aquel que cree una mentira, un chisme, una murmuración  o un mal comentario y lo divulga sin averigua ni percatarse de la verdad.
Un Hermano decía cuando viene alguien a decirte un chisme, una mentira o un mal comentario el que peca no es el que da el chisme, el que peca es el que le pone oídos y atención al chismoso y murmurador, porque el que da el chisme ya peco desde el momento que lo escucho y lo repitió.

Proverbios 6:16 El Señor odia seis cosas; mejor dicho, hay siete que él detesta: 17 los ojos orgullosos, la lengua mentirosa, las manos que matan gente inocente, 18 el corazón que planea hacer el mal, los pies que corren a hacer maldades, 19 el falso testigo que dice mentiras y el que causa problemas entre hermanos.

Mateo 27:24 Y viendo Pilato que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: Soy inocente de la sangre de este justo; ¡allá vosotros! 25  Y respondiendo todo el pueblo, dijo: ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Cuantos años mas los hijos del pueblo de Israel pagaran por la sangre de Cristo, por las palabras y la maldición que sus mismos padres se echaron encima hace más de 2,000 años; por hablar a la ligera, por usar la lengua sin pensar y meditar, solo piensa cuantos israelitas han muerto alrededor del mundo por la persecución que ha vivido, cuánta sangre derramada por el mal uso de la lengua por eso es cierto: La lengua es como la chispa que prende el fuego. De todas las partes del cuerpo, la lengua es todo un mundo de maldad, contamina todo el cuerpo Ten cuidado de cómo vas a usar tu lengua de las palabras que vas a proferir, ten cuidado hasta de maldecir a tus generaciones por insensatez, primero bendice a tus hijos, futuras nueras o yernos y a tus futuros nietos, profiere bendiciones sobre ellos.
Proverbios 18:21 Lo que uno habla determina la vida y la muerte; que se atengan a las consecuencias los que no miden sus palabras. Cada vez que quiera hablar mal o bien de otros recuerda esta palabra, porque Dios te juzgara hasta por lo que dijiste y tu tendrás que recibir las consecuencias del mal uso de tu lengua, (chisme, murmuración, malos comentarios etc.)

Mateo 12:37 Las palabras que dijiste servirán para juzgarte. Ellas te aprobarán o te condenarán



USEMOS LA LENGUA PARA CONSTRUIR, EDIFICAR Y DAR ÁNIMO, QUE NUESTRO HABLAR SEA PARA HONRAR EL NOMBRE DE DIOS Y DE BENDICIÓN PARA OTROS. 



jueves, 28 de febrero de 2013

¿QUIÉN DICE QUE NO PUEDO?

Si Dios te llama, es porque Él te respaldará
 
 
Conozco muchas personas que al ser preguntados del porque no le sirven a Dios en alguna área dicen: “Es que no me siento totalmente capaz”, “Es que siento que tengo que mejorar esto o aquello”, “Es que considero que no tengo grandes talentos”.

Cada una de estas excusas, porque lo son, no tienen un fundamento valedero delante de los ojos de Dios, porque ¿Quién esta preparado totalmente para hacer algo para Dios? ó ¿Quién tiene “grandes” talentos para hacerlo?

A través de la Biblia se puede ver que Dios utilizo a personas comunes, normales, sin grandes cualidades o enormes talentos, la mayoría de ellos no eran eruditos de la Biblia, no eran escribas que se sabían toda la ley o no eran personas con grandes grados académicos o con muchos diplomas de cursos bíblicos, misioneros, evangelísticos o pastorales. La gran mayoría de siervos que Dios uso para su obra, fueron preparados por Dios mismo.

Por ejemplo, Moisés era conocido por tener un temperamento fuerte a tal punto que en un enojo mato a un soldado egipcio y tuvo que huir para no ser atrapado y posiblemente muerto también. Dios lo llevo al desierto en donde paso cuarenta años antes de que Dios lo llamara para utilizarlo como libertador de su pueblo, en ese tiempo la Biblia dice de Moisés: “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra” Números 12:3 (Reina-Valera 1960). En ese proceso en el desierto, Dios había trabajado en el carácter de Moisés para dejarlo a punto para que pudiera ser útil en la obra que Él necesitaba.

Moisés también al igual que nosotros puso excusas para servirle a Dios y es que cuando Dios te mira y sabe que puedes hacer determinada obra, no hay excusa que valga, luego que Dios estaba encomendado la obra de liberar al pueblo de Egipto Moisés le dijo a Dios: “Sin embargo, Moisés le dijo a Dios: —¡Pero es que yo no sé hablar bien! Siempre que hablo, se me traba la lengua, y por eso nadie me hace caso. Este problema lo tengo desde niño” Éxodo 4:10 (Traducción en Lenguaje Actual). La respuesta de Dios ante la excusa de Moisés es perfecta: “Dios le contestó: —Escúchame, Moisés, ¡soy yo quien hace que hables o que no hables! ¡Soy yo quien hace que puedas oír o que no oigas nada! ¡Soy yo quien puede hacerte ver, o dejarte ciego! Anda, ponte en marcha a Egipto, que yo te ayudaré a que hables bien, y te enseñaré lo que debes decir.” Éxodo 4:11-12 (Traducción en Lenguaje Actual).

La respuesta de Dios a Moisés es la respuesta que Dios nos da a todos cuando ponemos excusas para servirle. Y es que cuando vas a realizar determinada tarea para la obra de Dios tienes que entender que no eres tú, sino Dios en ti, es Él mismo quien te utilizara como instrumento de bendición.

No puedes limitarte al ver que no eres bueno para esto o aquello, si nos auto juzgamos veremos que no somos tan buenos para hacer determinada tarea, pero Dios no ve de la forma de que nosotros vemos, Él tiene ojos para ver lo útil que podemos llegar a ser para su obra y por eso cuando nos llama, cuando nos insiste en el servicio es porque Él quiere utilizarnos.

Ya no es tiempo de estar poniendo toda clase de excusas, que al final no tienen valor, ya que si Dios puso sus ojos en ti para el servicio es porque Él sabe que tienes la capacidad en Él de hacer determinada obra que te esta mandando a hacer.

No te menosprecies, no creas que no eres el indicado, al contrario, cuando Dios este insistiendo en tu vida sobre el servicio deberías alegrarte, porque Dios mira en ti lo que tú mismo quizá no ves y es que para Dios puedes ser un gran instrumento para su obra, pero para ello necesitas entender que Él quiere y puede usarte.

Es momento de disponer nuestro corazón para su servicio, ya no estés prolongando más el tiempo para servirle, ya no estés poniendo más excusas, mejor dile al Señor: ¡HEME AQUÍ!

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”

Isaías 6:8 (Reina-Valera 1960)

¡Debes de entender que es Él en ti y que no estarás solo en esa tarea que te esta enviando a hacer!

Autor: Enrique Monterroza

Escrito el 16 de Octubre de 2012

Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org

lunes, 4 de febrero de 2013

SABIDURÍA: DON DIVINO

SABIDURÍA DE DIOS 



Dios le ha dado al hombre la habilidad de estudiar, analizar, categorizar, y desarrollar los recursos físicos de este mundo para beneficio a la vida física. Pero allí es donde termina su sabiduría. Por el pecado, su mente es totalmente incapaz de discernir la dimensión espiritual. Él no tiene el poder de cambiar su propio corazón, ni entendimiento para resolver su dilema espiritual, ni recursos para satisfacer su alma,es muerto espiritualmente.
La sabiduría del hombre no hace contribución en la dimensión espiritual, y no necesita contribuir. La sabiduría de Dios es rica e infinita,no necesita suplemento. 
No busques la sabiduría humana para poder resolver problemas espirituales. Si el mundo tuviera algo para ofrecer, lo mejor de sus ciudadanos no hubieran crucificado a nuestro Señor Jesucristo (1 Cor. 2:8)




VALORACIÓN DE LA SABIDURÍA DE LA BIBLIA
JOB dice que el hombre no conoce el valor de la sabiduría de Dios. Sobre su valor dice:

"No se dará a cambio de oro
ni su precio será a peso de plata.
No puede ser pagada con oro de Ofir,
con ónice precioso ni con zafiro.
No se le pueden comparar el oro ni el diamante,
ni se la cambiará por alhajas de oro fino.
¿Y qué decir del coral o de las perlas?
¡La sabiduría vale más que las piedras preciosas!
No se iguala con ella el topacio de Etiopía,
ni puede pagarse con oro fino".
Job 28:15-19

SALOMÓN dice acerca del valor de la sabiduría y la inteligencia de Dios:

"Mejor es la sabiduría que las perlas,
y no hay cosa deseable que se le pueda comparar".
Proverbios 8:11

"Mejor es adquirir sabiduría que oro fino,
y adquirir inteligencia vale más que la plata".
Proverbios 16:16

Acerca de este punto dice Salomón en Eclesiastés:

"Porque escudo es la ciencia y escudo es el dinero; pero más ventajosa es la sabiduría, porque da vida a sus poseedores".
Eclesiastés 7:12

"Mejor es la sabiduría que la fuerza".
Eclesiastés 9:16

"Mejor es la sabiduría que las armas de guerra".
Eclesiastés 9:18


  BENEFICIOS de la sabiduría;  Dice la Palabra de Dios:

"Mejor es mi fruto que el oro, que el oro refinado;
y mis beneficios mejor es que la plata pura".
Proverbios 8:19
FELICIDAD, LARGA VIDA, RIQUEZAS Y HONRA

"¡Bienaventurado el hombre
que halla la sabiduría
y obtiene la inteligencia,
porque su ganancia es más
que la ganancia de la plata,
sus beneficios más que los del oro fino!
Más preciosa es que las piedras preciosas:
¡nada que puedas desear se puede comparar con ella!
Larga vida hay en su mano derecha,
y en su izquierda, riquezas y honra.
Sus caminos son caminos deleitosos;
todas sus veredas, paz.
Es árbol de vida para los que de ella echan mano,
y bienaventurados son los que la retienen".
Proverbios 3:13-18(RVR1995)

"Las riquezas y el honor me acompañan;
los bienes permanentes y la justicia".
Proverbios 8:18(RVR1995)

Porque por mí (la sabiduría) se aumentarán tus días,
años de vida se te añadirán.
Proverbios 9:11(RVR1995)
PROTECCIÓN, ENGRANDECIMIENTO, ADORNO DE GRACIA EN LA CABEZA Y CORONA DE LA BELLEZA

"Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia,
no te olvides de ella
ni te apartes de las razones de mi boca;
No la abandones, y ella te guardará;
Ámala, y te protegerá.
Sabiduría ante todo,
¡adquiere sabiduría!
Sobre todo lo que posees,
¡adquiere inteligencia!
Engrandécela, y ella te engrandecerá;
te honrará, si tú la abrazas.
Un adorno de gracia pondrá en tu cabeza;
una corona de belleza te entregará".
Proverbios 4:5-9(RVR1995)
DISCRECIÓN Y CIENCIA

"Hijo mío, está atento a mi sabiduría
e inclina tu oído a mi inteligencia,
para que guardes discreción
y tus labios conserven la ciencia".
Proverbios 5:1-2(RVR1995)

PROTECCIÓN CONTRA EL ADULTERIO

"Di a la sabiduría:
'Tú eres mi hermana',
y llama parienta a la inteligencia,
para que te guarden de la mujer ajena,
de la extraña que suaviza sus palabras".
Proverbios 7:4-5(RVR1995)
JUSTICIA Y JUICIO

"Por vereda de justicia guiaré,
por en medio de sendas de juicio,
para hacer que los que me aman tengan su heredad
y que yo llene sus tesoros".
Proverbios 8:20-21(RVR1995)

VIDA Y EL FAVOR DE JEHOVÁ

"Bienaventurado el hombre que me escucha,
velando a mis puertas cada día,
guardando los postes de mis puertas,
porque el que me halle, hallará la vida
y alcanzará el favor de Jehová;
pero el que peca contra mí, se defrauda a sí mismo,
pues todos los que me aborrecen aman la muerte".
Proverbios 8:34-36(RVR1995)
VIVIFICA A SUS POSEEDORES

"Buena es la ciencia con herencia,
y provechosa para los que ven el sol;
porque escudo es la ciencia y escudo es el dinero;
pero más ventajosa es la sabiduría,
porque da vida a sus poseedores".
Eclesiastés 7:11-12 (RVR1995)

FORTALECE AL SABIO

"La sabiduría fortalece al sabio
más que diez poderosos que haya en una ciudad".
Eclesiastés 7:19 (RVR1995)

ILUMINA EL ROSTRO Y CAMBIA LA TOSQUEDAD DEL SEMBLANTE

"¿Quién como el sabio?
¿Quién como el que sabe interpretar las cosas?
La sabiduría del hombre ilumina su rostro
y cambia la tosquedad de su semblante".
Eclesiastés 8:1 (RVR1995)
RECOMPENSA Y ESPERANZA CUMPLIDA

Así será para ti el conocimiento de la sabiduría:
si la hallas tendrás recompensa
y al fin tu esperanza no será frustrada
(Proverbios 24:14 RVR1995). 

 



martes, 29 de enero de 2013

EJEMPLO DE GANDHI ♥♥♥

Por: P. Angel Peña O.A.R.
 


Mahatma Gandhi, el gran líder de la independencia de la India y organizador de la resistencia civil contra la dominación inglesa, fue un hombre creyente, que confiaba plenamente en Dios. Decía: Para mí es una tortura permanente hallarme todavía tan lejos de Dios. Él, como muy bien sé, gobierna cada soplo de mi vida y de cuyo linaje soy13 .

En sus escritos, nunca se encontrará una palabra de venganza contra sus enemigos. Y para conse-guir sus metas, nunca acudió al odio o a la violencia. Siempre hablaba de tolerancia, perdón y de no violencia activa o de violencia pasiva. Decía: Sería inconcebible encontrar en mis escritos una sola palabra de odio. ¿No es el amor lo que hace vivir al mundo? No hay vida donde no está presente el amor. La vida sin amor conduce a la muerte. De ahí que su amor por los más pobres, lo mismo en Sudáfrica que en la India, le llevó a defender sus derechos como abogado, defendiendo siempre la igualdad de todos los seres humanos y buscando la unidad sin diferencia de raza o religión. Las últimas palabras de su Autobiografía son:

Le ruego al lector que se una a mí en una oración al Dios de la Verdad para que me permita alcanzar la no violencia en la mente, en la palabra y en la acción14 .

Sin embargo, para llegar al autodominio que consiguió hasta el punto de hacer voto perpetuo de castidad, y defender siempre la verdad, la honradez y la justicia, tuvo que pasar por muchos sufrimientos personales y por muchas etapas de dudas, sobre todo, en su adolescencia y juventud. Él nos dice que sus padres lo casaron a los 13 años y pronto quedó presa de la lujuria. En algunas ocasiones, hasta robó para poder conseguir lo que quería y no faltaron algunas mentiras, sobre todo, por efecto de las malas compañías. Pero veamos lo que él mismo nos dice al respecto y cómo pudo superar las pasiones y los vicios con su fuerza de voluntad y con la ayuda de Dios.

Un día, mi amigo me llevó a un burdel. Me introdujo, dándome las necesarias instrucciones. Todo estaba arreglado. Ya habíamos pagado el precio. Entré en las fauces del pecado, pero Dios, en su infinita misericordia, me protegió, pese a mí. Prácticamente, me quedé ciego y sordo ante el espectáculo del vicio. Me senté cerca de la mujer en la cama, pero tenía un nudo en la lengua que me impedía decir palabra. Ella, lógicamente, perdió la paciencia y me señaló la puerta, entre sarcasmos e insultos. Sentí entonces como si mi hombría hubiera sido insultada y deseé, de pura vergüenza, que la tierra me tragase. Desde entonces, no he dejado de darle gracias a Dios por haberme salvado... Pero ni siquiera eso fue suficiente para abrirme los ojos y hacerme com-prender lo peligroso de la compañía de mi amigo. Quedaban muchas amargas heces reservadas para mí, hasta que mis ojos descubrieron la verdad, al contemplar algunos de sus vicios, por completo insospechados para mí... Yo era un esposo amante y celoso, y mi amigo encendía la llama de las sospechas con respecto a mi mujer. Nunca pude dudar de su veracidad. Pero jamás podré perdonarme la mucha violencia de que he sido culpable al darle disgustos a mi mujer, actuando bajo la influencia de mi mala compañía... El cáncer de la desconfianza fue únicamente desarraigado, cuando comprendí lo que era la castidad y sus consecuencias... Siempre que me acuerdo de esos días sombríos, llenos de dudas y recelos, maldigo una y mil veces mi estupidez y mi crueldad sensual, así como también deploro profundamente la ceguera que mantuvo mi amistad con aquel muchacho15 .

Por otra parte, un pariente y yo nos acostum-bramos a fumar. No es que pensáramos que el cigarrillo era saludable ni que estuviéramos enamorados del sabor o del olor del humo del tabaco. Sencillamente, imaginábamos que se obtenía un gran placer emitiendo nubes de humo por nuestras bocas. Mi tío estaba enviciado y, cuando lo vimos fumar, pensamos que debíamos imitar su ejemplo. Comenzamos a recoger las colillas que mi tío arrojaba por todas partes. Pero no siempre conseguíamos todas las que queríamos y, además, una colilla da poco humo. Por consiguiente, comenzamos a robar algunos cobres del monedero de la servidumbre para comprar cigarrillos indos. El problema mayor consistía en ocultarlos. Por supuesto, no podíamos fumar en presencia de nuestros mayores. Pero, de cualquier forma, nos las arreglamos durante unas cuantas semanas merced a las monedas robadas... Era insoportable que no pudiéramos hacer nada sin el permiso de los mayores. Al fin, en el colmo de nuestro disgusto, ¡decidimos suicidarnos! Oímos decir que las semillas del “dhatura” eran un veneno muy eficaz... Ingerimos dos o tres de las semillas fatales. No nos atrevimos a más. Los dos nos resistimos ante la idea de la muerte... Pero la idea de suicidarnos produjo en mi pariente y en mí la decisión de dejar el vicio de fumar colillas y de robar monedas de cobre para comprar tabaco. Desde entonces, jamás he sentido la tentación de fumar y siempre he considerado ese vicio como algo bárbaro, sucio y nocivo. Jamás he logrado comprender cómo es posible que impere ese furor por fumar, que domina el mundo entero.

Pero mucho más serio fue el robo que cometí algún tiempo después. Tenía quince años y robé un pedacito de oro del brazalete de mi hermano. Aquélla complicidad resultó demasiado fuerte para mí y resolví no volver a robar nunca más. Y también tomé la decisión de contarle la verdad a mi padre. Tenía miedo del dolor que iba a causarle. No obstante, pensé que era necesario correr el riesgo y que no podía haber una purificación suficiente sin la confesión de mis culpas. Decidí escribir la confesión para entregársela a mi padre e implorar su perdón. La redacté en una hoja de papel y se la entregué yo personalmente. En dicha nota, no sólo confesaba mi culpa, sino que solicitaba un adecuado castigo, y concluía rogándole que no se castigara a sí mismo por culpa de mis pecados.

Temblaba de pies a cabeza, cuando hice entrega a mi padre de la confesión. Él estaba enfermo y se hallaba en cama. Le entregué la nota y me senté en su humilde lecho. Comenzó a leerla y, gruesas lágrimas cayeron de sus ojos como si meditase, y luego rasgó el papel. Yo también lloraba, pues podía advertir fácilmente la agonía que estaba padeciendo mi padre... Aquellas perlas de amor que rodaron por las mejillas de mi padre purificaron mi corazón y lo dejaron libre de pecado. Solamente el que ha experimentado tal amor puede saber lo que es… Ciertamente, una confesión pura, acompañada por la promesa de no volver a pecar jamás, y que se hace a quien debe recibirla, es el tipo más puro de arrepentimiento. Yo sé que mi confesión hizo que mi padre se sintiera absolutamente seguro de mi conducta futura y que su cariño por mí aumentara lo indecible
16 .


Su sentido de la caridad y su amor al prójimo fueron extraordinarios. Cuenta en su Autobiografía que un día llamó a su puerta un leproso. Y dice:

Yo no tuve valor para darle una comida y despedirlo. Por consiguiente, lo albergué en mi casa, curé sus heridas y lo atendí lo mejor que pude. Pero no podía seguir así indefinidamente. Me faltaba la voluntad necesaria para tenerlo siempre a mi lado. Por tanto, lo envié al hospital del gobierno para los trabajadores indos. Pero me sentía angustiado. Deseaba cumplir algún trabajo humanitario de carácter permanente… Por eso, comencé a trabajar en el hospital dos horas cada mañana incluido el tiempo de ir y venir. El trabajo consistía en escuchar las quejas de los pacientes, exponer los hechos al médico y preparar las medicinas. Este trabajo me proporcionó cierta paz espiritual17 .

Pero quizás algo insólito y que a los hombres de hoy los puede dejar sorprendidos es que, después de muchas luchas y de mucho pensarlo, hizo su voto de castidad perpetua de acuerdo con su esposa. Dice: Me costó mucho tiempo librarme de la lujuria y hube de pasar por muchas duras pruebas antes de lograr superarla18 . Después de amplias discusiones y de muchas deliberaciones, hice mi voto en 1906. Hasta entonces, yo no había participado a mi esposa lo que pensaba y solamente le consulté en el momento de hacer la promesa. Ella no se opuso. Pero tuve grandes dificultades para adoptar la decisión definitiva. Carecía de las fuerzas necesarias. ¿Como iba a controlar mis pasiones? La eliminación de las relaciones carnales con la propia esposa parecía entonces algo muy extraño. Pero me lancé hacia adelante con fe en la ayuda de Dios. Cuando echo una mirada retrospectiva a los veinte años transcurridos desde que hice el voto, me siento invadido por el asombro y la satisfacción. La libertad y el júbilo que sentí después de formular el voto, jamás los había experimentado antes de 1906. Antes de hacer el voto, siempre me sentía al borde de verme tentado en cualquier momento. Luego, el voto en sí era un escudo seguro contra la tentación. La enorme fuerza de la castidad se me hacía patente cada día… Pero, si era motivo creciente de júbilo, nadie piense que me resultaba cosa fácil. Incluso, después de cumplir los cincuenta y seis años, seguía siendo difícil. Continuamente me doy cuenta que es algo así como caminar por el filo de una espada y advierto a cada instante la necesidad de mantener una vigilancia permanente… Después de regresar a la India, fue cuando comprendí que la castidad era imposible de lograr mediante el mero esfuerzo humano. Hasta entonces, yo me había esforzado con el convencimiento de que por sí sola, la dieta de fru-tas me permitiría desarraigar todas mis pasiones y me recreaba pensando que no tenía nada más que hacer. Por eso, permítaseme aclarar a aquellos que desean observar la castidad con el propósito de realizarse en Dios, que no tienen que desesperar, con tal que su fe en Dios se iguale a su confianza en el propio esfuerzo19 .

Por otra parte, su desprendimiento de las cosas materiales fue proverbial, nunca trabajó por el simple afán de ganar dinero y menos le gustaba que le hicieran regalos. Por eso, cuando después de haber vivido en Sudáfrica por segunda vez, quiso regresar a la India y le quisieron hacer costosos regalos, no los aceptó. Dice:

¿Que derecho tenía yo de aceptar tales regalos? Si los admitía, ¿cómo podía persuadirme de que estaba sirviendo a la comunidad sin remuneración? Todos los regalos, salvo algunos que me habían hecho mis clientes, eran por mi prestación de servicios a la colectividad y ni siquiera podía establecer diferencias entre mis clientes y mis colaboradores, pues que los primeros también me ayudaron en las actividades de orden público. Uno de los pre-sentes era un collar de oro que valía como mínimo cincuenta guineas, destinado a mi esposa. Pero incluso ese regalo era en recompensa de mis actividades públicas, de manera que no podía separarse del resto… Me resultaba difícil rechazar regalos de tanto valor, pero más difícil aún me resultaba retenerlos. E, incluso, si yo podía retenerlos, ¿qué ocurriría con mi mujer y mis hijos? Yo los estaba educando para una vida de servicio, haciéndoles comprender que servir a los demás lleva en sí su recompensa. No teníamos en la casa joyas ni ornamentos valiosos. Había convertido nuestras vidas en una expresión de máxima sencillez. ¿Cómo, pues, podíamos permitirnos el lujo de tener relojes de oro? ¿Cómo podíamos llevar cadenas de oro y anillos de diamantes? En aquel tiempo, yo exhortaba a la gente a desprenderse de la fatuidad de las joyas. ¿Que debía hacer en-tonces con las alhajas que habían llovido sobre nosotros? Decidí que no debía retener aquellas cosas… Devolvimos todos los regalos recibidos en 1896 y 1901.

Jamás lamenté el paso que había dado y, con el correr de los años, mi esposa también comprendió lo prudente de la medida. Ahora tengo la opinión inquebrantable de que quienes se dedican al servicio de la sociedad no deben aceptar donaciones valio-sas20 .


Pero, sobre todo, la vida de Gandhi se distingue por su gran amor por la verdad. Era un hombre con nobles sentimientos entre los que destacan el amor a la sinceridad y la honradez en todas sus formas. Dice:

Nunca recurrí a la mentira en el ejercicio de mi profesión, a pesar de que una gran parte de mi actuación como abogado se cumplía en beneficio de asuntos públicos, a cuya dedicación no escatimaba tiempo ni dinero... Cuando yo era estudiante, había oído decir que la profesión de abogado es la profe-sión del mentiroso. Pero esto no influyó en mi espíritu, porque yo no pensaba conquistar posiciones o ganar dinero mediante la mentira. Mis principios fueron puestos a prueba más de una vez en África del Sur. Muy a menudo, supe que mis adversarios habían preparado a sus testigos y que con sólo alentar a mi cliente y a mis testigos a mentir, podíamos ganar el caso. Pero siempre me resistí a la tentación... De entrada, advertía a cada cliente nuevo que no esperara de mí la asunción de un caso falso o que sobornara a los testigos; esto dio como resultado que alcancé tal reputación que jamás llegaban a mi mesa casos falsos. Incluso algunos clientes reservaban los casos correctos para mí, llevando los dudosos a otros abogados21 .

 

En resumen, Gandhi fue siempre un ejemplo y un modelo a seguir para todos. Un hombre, que siempre defendió la verdad y la justicia y que, al final, como tantos grandes hombres a lo largo de la historia, murió mártir e incomprendido por muchos. Fue asesinado por un hindú en 1948.

viernes, 25 de enero de 2013

... CIELO O INFIERNO ...

Ayer encontré una tarjetita con una pregunta..dice: Si usted muere hoy.. ¿dónde pasará la eternidad? Lamentablemente no sé aún a cual de los 2 lugares merezco ir, Dios quiera guiar siempre mi vida hacia el mejor camino, hacía su camino de Verdad y Amor eterno.. Junto a la pregunta de la tarjeta viene la respuesta.



¿Quiénes van al Cielo? Lea: Juan 1: 12, 5:24

Juan 1:12 Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios

Para entender la palabra de Dios, escuché de un gran Pastor que siempre hay que leer unos versículos antes y unos después y gracias a esto nos queda claro que habla de la Palabra de Dios..del verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. De que todas las cosas fueron hechas por medio de esta palabra y sin ella nada de lo que hay hoy existiría. Gloria a Dios!

Juan 5:24 Les aseguro
que el que escucha mi palabra
y cree en aquel que me ha enviado,
tiene Vida eterna
y no está sometido al juicio,
sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. 

En este versículo el Señor Jesucristo finaliza diciendo que busca hacer solo la voluntad del que lo envió, lo que debiéramos hacer todos, cada día. 

¿Quiénes van al infierno? Lea: Salmos 9: 17; Apocalipsis 21:8 

Salmos 9:17 El Señor se dio a conocer, hizo justicia,
y el impío se enredó en sus propias obras. 

9:18 Vuelvan al Abismo los malvados,
todos los pueblos que se olvidan de Dios.
9:19 Porque el pobre no será olvidado para siempre
ni se malogra eternamente la esperanza del humilde.
9:20 ¡Levántate, Señor!
Que los hombres no se envanezcan,
y las naciones sean juzgadas en tu presencia.
9:21 Infúndeles pánico, Señor,
para que aprendan que no son más que hombres.
Amén.

Este versículo trata "La derrota de los impíos".

21:8 Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los asesinos, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los falsos, tendrán su herencia en el estanque de azufre ardiente, que es la segunda muerte". 

Es más que claro que el malo morirá por su maldad.

Epílogo
22:16 Yo, Jesús, he enviado a mi mensajero para dar testimonio de estas cosas a las Iglesias. Yo soy el Retoño de David   y su descendencia, la Estrella radiante de la mañana.
22:17 El Espíritu y la Esposa dicen: "¡Ven!", y el que escucha debe decir: "¡Ven!" Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente del agua de la vida.
22:18 Yo advierto a todos los que escuchan las palabras proféticas de este Libro: "Si alguien pretende agregarles algo, Dios descargará sobre él las plagas descritas en este Libro.
22:19 Y al que se atreva a quitar alguna palabra de este Libro profético,
Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la Ciudad santa, que se describen en este Libro".
22:20 El que garantiza estas cosas afirma: "¡Sí, volveré pronto!" ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
22:21 Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén.


 



miércoles, 23 de enero de 2013

Guía para PERDONAR (:

Guía para aprender a perdonar

Guía práctica para uno de los llamados más difíciles de la vida
                                                                                                                                    por James Cain

Traición. Rechazo. Condena. Nadie pide ese trato, pero pocos están a salvo de recibir algunas heridas en la vida. Las circunstancias que requieren de perdón no están, por lo general, en nuestros planes. Pero, para obedecer fielmente a Cristo, tenemos que aprender a decir: “Te perdono”. La siguiente “guía” no es exhaustiva. Pero los consejos, las citas y los relatos recogidos aquí proporcionarán orientación en cuanto a la difícil orden del Señor de perdonar, no importa cuál sea la ofensa.

Mientras observaba a mis hijos jugar en un parque cerca de nuestra casa, se desarrolló un curioso drama entre dos mujeres y sus hijos.
Una mujer sostenía la mano de su hijo. La otra, más alterada, agarraba el codo del suyo. Ambos niños estaban con el ceño fruncido, con el mentón hacia fuera y las manos metidas en los bolsillos.
“Él dijo que lo sentía”, dijo la segunda madre. “Ahora dile tú: ‘Te perdono’, y dense la mano”. Ninguno de los dos se miraba a los ojos. Durante el silencio, la frustrada mamá comenzó a amenazar alteradamente a su hijo hasta que éste pronunció una o dos palabras. Aliviada, esta mamá los envió de nuevo al parque, y luego se lamentó con su amiga sobre la dificultad de llegar a los corazones de sus hijos. “Sé que el necesitaba hacerlo”, suspiró, “pero si no lo hizo de corazón, ¿qué sentido tiene?”
Era una pregunta válida. Después de todo, el “te perdono” que dijo su hijo era tan sincero como el “lo siento” de la respuesta del otro. Este incidente me recordó que saber que hay que perdonar no es la parte difícil; perdonar de verdad, sí que lo es. El punto, después de todo, es la reconciliación —la comunión restaurada y la herida sanada— que resulta de la práctica de esta disciplina. Al final, el perdón cambia más a quien perdona que al perdonado.
Esto es así, porque el perdón nos obliga a reconocer nuestra impotencia, y a confiar en la justicia de Dios. El niño que se resistía a perdonar sabía instintivamente que la debilidad no es, por lo general, considerada una virtud. Buscar la venganza nos hace sentir fuertes. Perdonar, por el contrario, reconoce que es posible que no recibamos la “justicia” que pensamos que merecíamos.
El cambio también se debe a que el perdón crea un espacio para la comunión restaurada. Renunciar a nuestro reclamo contra el ofensor nos lleva de la debilidad a la fortaleza, ya que invitamos a la paz del Espíritu Santo a restaurar nuestra relación con Dios y el prójimo. Negar el perdón, en cambio, rompe la comunión no solo con nuestro adversario, sino también con nuestro Padre celestial (Mr 11.25).
Un rato después, mientras mis hijos y yo dejábamos el parque, vi que los niños estaban jugando otra vez. Sonreían y reían como si nada hubiera sucedido. Aunque el proceso no siempre se vuelve tan fácil, el perdonar —y recibir perdón— había hecho un espacio para su amistad.
La mayoría de las personas sufren heridas mucho más profundas que las del caso del parque. Los obstáculos para perdonar serán mucho más grandes, y el costo mucho más alto. Pero el punto sigue siendo el mismo: cuando perdonamos, hacemos posible que una relación se renueve, si no con la persona que perdonamos, entonces con la Persona que nos ha perdonado.

Consejo no. 1: Perdone y recuerde

Por lo general, ponemos juntas las palabras “perdonar” y “olvidar”, pero para perdonar de verdad, tenemos que recordar. El apóstol Pablo dice que nuestro deber de perdonar a los demás depende de recordar el perdón que recibimos de Dios. “De la manera que Cristo os perdonó”, escribe, “así también hacedlo vosotros” (Col 3.13). No solo debemos recordar que Dios nos perdona, sino también imitar cómo Él lo hace: con misericordia, con generosidad, y por completo.
Podemos sentirnos tentados a mantener un “registro de agravios”, pero el amor impide eso (1 Co 13.5). El mundo incrédulo tiende a alimentar rencores contra quienes nos han causado algún mal, pero como seguidores de Cristo, perdonamos con generosidad sin esperar nada a cambio.
Aplicación: Perdone por completo, haga borrón y cuenta nueva. Perdonar no significa olvidar la ofensa. Después de todo, usted es humano, y no puede olvidar totalmente. Peor aun, pretender que nunca sucedió nada malo, impide que haya sanidad. Cuando recuerde la falta cometida contra usted, véala como una oportunidad para recordar la gracia de Dios para con usted, y por medio de usted para con el ofensor.

Consejo no. 2: No se limite a decir unas simples palabras

Desde la perspectiva cristiana, el perdón requiere mucho más de nosotros que unas breves palabras. El escritor Thomas Watson dio una respuesta sorprendente a la pregunta: ¿Qué es el perdón? Él escribió: “Perdonamos cuando luchamos contra todo pensamiento de venganza; cuando no pensamos hacer ninguna mala jugada a nuestros enemigos, sino que les deseamos lo mejor, nos afligimos por sus calamidades, oramos por ellos, buscamos la reconciliación con ellos, y nos mostramos listos todo el tiempo para aliviarlos”. En otras palabras, el perdón requiere de una acción misericordiosa interior antes de que podamos llevar a cabo una acción misericordiosa exterior (véase el consejo no. 4). Gran parte de este trabajo interior puede hacerse sin el conocimiento del ofensor. La frase de Watson “luchar contra”, reconoce lo extenuante que puede llegar a ser el perdón, exigiéndonos que nos opongamos de forma activa y enérgica a la inclinación natural de agredir física o verbalmente a la otra persona, o de retirarle nuestro afecto.
Aplicación: Evite atacar a los demás o apartarse de ellos, y busque oportunidades para celebrar los triunfos de su ofensor. No se alegre cuando esta persona sufra, sino acompáñela en su aflicción. Trate de “aliviar” sinceramente a esa persona, y busque el momento adecuado para la reconciliación. Todo este trabajo del corazón le permitirá a usted, cuando llegue el momento, ofrecer un perdón auténtico.

Consejo no. 3: Comience con poco

Practique el perdonar a otros por sus pequeñas faltas a lo largo de cada día, tales como que otro conductor se le adelante en el tráfico quitándole su derecho en la vía, o que reciba una ofensa no intencional. Si lo hace, eso transformará poco a poco su corazón con el tiempo, haciendo posible que perdone a otros cuando surjan conflictos más grandes y más serios.

Consejo no. 4: Evite guardar rencor

Podríamos tener la tentación de no hacer caso a la falta cometida contra nosotros, asumiendo la responsabilidad total o parcial. Frases como: “probablemente me lo merecía”, o “tiene que haber sido cosa de los dos”, puede ocultar los sentimientos reales. Este falso proceder parece ser sabio, pero sepultar el dolor planta semillas que producen después un fruto amargo.
Aplicación: Cuando usted reciba un agravio, busque la oportunidad de hacer algo en bien del ofensor. Orar por el ofensor es un buen comienzo. Hacer esta obra de amor y misericordia hará más fácil desarraigar el resentimiento.

Consejo no. 5: Busque misericordia más que justicia

En nuestra cultura, que aplaude la venganza antes que la misericordia, la idea de la justicia bíblica se les escapa a muchos, incluyendo a los cristianos. Algunas personas utilizan frases como: “el castigo debe ser proporcional al delito”, y concluyen falsamente que la justicia y la misericordia no pueden coexistir. Estas personas ignoran la estrecha conexión que debe haber entre ambas, como lo ilustra la Biblia mediante expresiones de profundo perdón cuando pudo haberse hecho “justicia” mediante la violencia.
Pensemos en José (véase Gn 37, 39–47). Imaginemos su historia contada dentro de las normas culturales de hoy. En vez de perdonar a sus hermanos, José habría ejecutado su largamente esperada venganza por medio de una cruel venganza o de una larga batalla legal. Esto puede sonar ridículo a nuestros oídos, pero las películas y los libros (las “biblias” del mundo de hoy) cuentan historias semejantes todo el tiempo. ¡Cuánto más grande y más conmovedora es la historia del José real! Él prefirió perdonar cuando nadie le habría negado su derecho de vengarse.
Aplicación: ¿No le ofrece su vida oportunidades semejantes para perdonar? Un compañero de trabajo exagera sus logros, y recibe un ascenso que debió haber sido de usted. Alguien traiciona su confianza, y le hace perder a un amigo. Un cónyuge miente, poniendo en peligro el matrimonio y la familia. No importa qué tan problemático pueda ser el caso, deje que Dios le revele la manera de cómo la misericordia y la justicia pueden combinarse.

Consejo no. 6: Perdone a sus enemigos

En la mañana del 2 de octubre de 2006, Charles Roberts entró en una escuela Amish de Nickel Mines, Pensilvania. Un poco más de media hora después, cinco niñas estaban muertas, cinco más heridas, y la paz de la comunidad hecha añicos para siempre.
Sin embargo, el mismo día, mientras que los cuerpos seguían sin enterrar, se escuchó decir a un abuelo Amish a sus parientes jóvenes: “No debemos pensar mal de este hombre”. Roberts se había quitado la vida durante la crisis, y en los días que siguieron, la comunidad trató con misericordia y perdón a su familia, asombrando al mundo por su benignidad.
La respuesta Amish de misericordia y perdón fue extraordinaria por su singularidad en un mundo fascinado por la justicia. Uno de los autores del libro Amish Grace (La misericordia de los Amish), Donald Kraybill, descubrió que la respuesta no era sorprendente sino natural. Dice que el perdón está entretejido en la cultura Amish. Su vida comunitaria exige un espíritu de perdón, y por eso lo practican como un estilo de vida, cultivándolo, como lo requiere la Biblia.
No todas las personas tienen un enemigo, es decir, a alguien que las haya agraviado continuamente, con malicia, sin pensar en el bienestar de ellas. Si usted tiene un enemigo, la obra del perdón comienza con una oración para recordar la gracia de Dios hacia usted. Una de las tareas del Espíritu Santo es “convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Jn 16.8). Solo Él puede producir el cambio de corazón necesario para que podamos ver nuestro pecado, reconocer la justicia de Cristo, y ver que el juicio le pertenece a Dios.
La mayoría de nosotros no tenemos enemigos, pero debemos preparar nuestros corazones para el duro trabajo de perdonar. Pídale a Dios que le muestre su propio pecado, y le recuerde su gracia. Y así, el día que sea lastimado, busque a su ofensor y, con la conciencia de sus propias fallas, le pida perdón. Ore por el bienestar de esa persona, no solo para que vea el error que cometió, sino también para que Dios la proteja y prospere. Apresúrese a brindar misericordia, deje la justicia en manos de Dios, y asegúrese de no permitir que el resentimiento halle terreno fértil en usted.

AMÉN!!!!


lunes, 21 de enero de 2013

EXPLICACIÓN DE COMO SATANÁS TRATA DE ATARNOS.. DÍA A DÍA..

{{{ NO SEMBRAR CIZAÑA }}}

El sentido común de"sembrar cizaña" es el de poner a unos contra otros.Una vocación por enfrentar y dividir dió lugar a un adjetivo que nada tiene que ver con las plantas: a quienes van por el mundo multiplicando enemistades se los califica, con razón,de cizañeros o cizañosos. A la vez este significado, viene de la parábola del Señor sobre el trigo y la cizaña según aparece en la Biblia cristiana:
 

Respondiendo Él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

                                                                                                                                                                                              Mateo 13,37-43   

 
 

Jesucristo quiere significar con esta parábola que El siempre espera la conversión de los malos por su Gran Misericordia, es decir, de aquéllos que responden al Enemigo. Pero cuando nos llegue el final, bien por la propia muerte o porque sobrevenga el fin del mundo, tendremos que acogernos a la Justicia Divina: los que siguen a Dios brillarán como el sol en su Reino; los que siguen al Maligno serán arrojados al horno encendido...

miércoles, 16 de enero de 2013

El que no tenga pecado, que tire la primera piedra

<< Juan 8 >>  Sagradas Escrituras (1569) 

1 Y Jesús se fue al monte de las Olivas. 2 Y por la mañana volvió al Templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. 3 Entonces los escribas y los fariseos le traen una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio, 4 le dicen: Maestro, esta mujer ha sido tomada en el mismo hecho, adulterando; 5 y en la ley Moisés nos mandó apedrear a las tales. Tú pues, ¿qué dices? 6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia abajo, escribía en tierra con el dedo. 7 Y como perseverasen preguntándole, se enderezó, y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8 Y volviéndose a inclinar hacia abajo, escribía en tierra. 9 Oyendo pues ellos esto (redargüidos de la conciencia), se salían uno a uno, comenzando desde los más viejos (hasta los postreros), y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10 Y enderezándose Jesús, y no viendo a nadie más que a la mujer, le dijo: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? 11 Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: NI YO TE CONDENO; VETE, Y NO PEQUES MÁS. 12 Y les habló Jesús otra vez, diciendo: YO SOY la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida. 13 Entonces los fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio; tu testimonio no es verdadero. 14 Respondió Jesús, y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y a dónde voy. 15 Vosotros según la carne juzgáis; mas yo no juzgo a nadie. 16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy solo, sino yo y el que me envió, el Padre. 17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 YO SOY el que doy testimonio de mí mismo, y da testimonio de mí el que me envió, el Padre. 19 Y le decían: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, a mi Padre también conoceríais. 20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el Templo; y nadie le prendió; porque aún no había venido su hora.
21 Y les dijo otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir. 22 Decían entonces los judíos: ¿Se ha de matar a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? 23 Y les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creyereis que YO SOY, en vuestros pecados moriréis. 25 Y le decían: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho. 26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; mas el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo. 27 Pero no entendieron que él les hablaba del Padre. 28 Les dijo pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que YO SOY, y que nada hago de mí mismo; mas como mi Padre me enseñó, esto hablo. 29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que a él agrada, hago siempre. 30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
31 Y decía Jesús a los judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciéreis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la Verdad, y la Verdad os libertará. 33 Y le respondieron: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos a nadie, ¿cómo dices tú: Seréis libres?
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado. 35 Y el siervo no permanece en casa para siempre; mas el hijo permanece para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 37 Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros. 38 Yo, lo que he visto con mi Padre, hablo; y vosotros lo que habéis visto con vuestro padre, hacéis.
39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Les dice Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40 Pero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió. 43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra. 44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. El, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira . 45 Y porque yo digo Verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y tienes demonio? 49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me habéis deshonrado. 50 Y no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga. 51 De cierto, de cierto os digo, que el que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre. 52 Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, ¿y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre? 53 ¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? Y los profetas murieron; ¿quién te haces? 54 Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria es nada; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios; 55 y no le conocéis: mas yo le conozco; y si dijere que no le conozco, seré como vosotros mentiroso, mas le conozco, y guardo su palabra. 56 Abraham vuestro padre se gozó por ver mi día; y lo vio, y se gozó. 57 Le dijeron entonces los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58 Les dijo Jesús: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY. 59 Tomaron entonces piedras para tirarle; mas Jesús se encubrió, y salió del Templo; y atravesando por en medio de ellos, se fué.